Un salto de una semana a la Bienal de Venezia me ha hecho reencontrarme con la ciudad y todos los amigos que tenemos allí. La Bienal ha ocupado casi todo mi tiempo, pero he conseguido poder descansar y hacer un par de dibujos estos días. Uno mientras buscábamos información entre los estantes de la Biblioteca Marciana, otro inspirado por el ambiente refinado y elegante de la casa de nuestro amigo Mingotti.